SOBRE EL SÍ O EL NO EN EL PLEBISCITO
“Voy a expresarlo sin falsa modestia y sí con firme convicción: hago parte de ese ínfimo 5% o menos de colombianos que vamos a votar el plebiscito del próximo 2 de octubre con la plena consciencia y tranquilidad de haber leído y comprendido en su totalidad las casi 300 páginas de las que consta dicho acuerdo con las FARC.
Infortunadamente, el 95% restante de los colombianos van a salir a votar - como siempre lo han hecho y lo seguirán haciendo- a ciegas, como sumisos borregos. Este es un país de profundas desigualdades, mezquindades e iniquidades de todo tipo y, por ello mismo, lastimosa y permanentemente manipulable, sin un carácter firme ni definido, sin sólidos ideales colectivos de nación.
Ese 95% de colombianos que votarán a ciegas lo harán adoctrinados unos por la aplastante maquinaria mediática y seudopedagógica del gobierno Santos y toda la caterva de lacayos, lagartos, seudopolíticos y politiqueros que están a él adosados como voraces sanguijuelas, los cuales -no cabe duda alguna- influenciarán y manipularán la consciencia frágil y vulnerable de la mayoría de la población que, más que vivir en este país, padece a este país, sumida en la miseria, la pobreza y la desesperanza, y votarán evidentemente por el SÍ. El otro grupo de población, minoritario pero no por ello menos significativo, votará por el NO, siguiendo -como buenos "adoradores"- las directrices energúmenas, ebrias de revancha y resentimiento y carentes de sincero sentido de Patria, proferidas por Uribe y su caterva, igualmente o quizá aún más repugnante, de lambones y amanuenses.
Y no faltará un grupillo aún más despreciable, que votará SÍ o NO solamente porque es "fashion", porque es "play" y hacerlo es estar a la última moda!
Yo, después de leerme a consciencia esos Acuerdos, con sentido de la Historia y, por sobre todas las cosas, con visión estratégica de lo que más conviene a este país a corto, mediano y largo plazo, he decidido irrevocablemente votar por el SÍ, aún a pesar de que me asaltan las siguientes y profundas preocupaciones y aprehensiones:
1. No se estipuló ningún mecanismo concreto, creíble y efectivo que haga posible que a las ahora "exnarcoterroristas" FARC (Y me pregunto: ¿realmente se puede llegar a ser exnarcoterrorista?) se les encuentren, confisquen y expropien las ingentes riquezas (camufladas de todas las formas posibles) con las que evidentemente cuentan, y las cuales van a ser usadas -no me cabe duda alguna- por la ahora legalizada élite bandolera de ese grupo para intentar tomarse por asalto el poder político, económico y territorial de extensas zonas del país. Por cuenta de ello, los colombianos terminaremos indemnizando y subsidiando a esa banda de "angelitos", financiando su accionar político y reparando de nuestros bolsillos a las cientos de miles de víctimas que dejaron durante estos más de 50 años de conflicto, mientras éstos ya cuentan de por sí con una incalculable riqueza que usarán para distorsionar y socavar las estructuras políticas y socioeconómicas de nuestro Estado. Por el hecho de firmar un tratado de paz estas almas negras y espurias no dejarán de ser lo que son: hienas ebrias de ambición, venganza y revanchismo!
2. El componente agrario y de desarrollo rural es ambicioso y complejo, pero adolece también de mecanismos concretos y efectivos que blinden a esta nueva nueva configuración de equidad y productividad que se busca (y que los colombianos de bien apoyamos) para el campo colombiano, de las garras voraces e implacables de la elite fariana. En pocas palabras, nadie nos asegura que las FARC (y las organizaciones políticas, sociales y económicas que de ella se deriven en su nuevo accionar ya dentro de la legalidad y la institucionalidad) no terminarán cooptando vastas zonas de nuestra ruralidad en el marco de este complejo y farragoso proceso de transformación estructural. Y aquí es donde mi preocupación se hace angustiante, puesto que pienso ante todo en el Cauca, región ampliamente rural, avasallada por la miseria y la corrupción y eterno botín prioritario de la estrategia fariana!
3. El Tribunal Especial de Justicia y toda la estructura jurídica en torno a este montada es, en mi criterio, un peligro real para la estabilidad integral del país, puesto que prácticamente nace como una macroinstancia final de apertura, reapertura y cierre judicial, suplantando de facto todo el andamiaje jurídico que tanto sacrificio le ha costado a este país consolidar y salvaguardar.
En fin, votaré por el SÍ, con pleno conocimiento de causa, porque a pesar de estas dudas y temores, creo sinceramente que este país, y sobre todo el Cauca, se merecen esta oportunidad, pero sobre todas las cosas, votaré el SÍ con la plena convicción de que esta vez haré todo aquello que esté en mis manos en el marco de la democracia para apoyar denodadamente todos aquellos esfuerzos, políticas y acciones -a nivel regional y nacional- orientados a impedir que esos miedos se hagan realidad, y a lograr que esta "esperanza de Paz" se consolide como una nueva etapa en la que Colombia podrá ocupar, por fin, un lugar decente entre las naciones del mundo. En el caso de nuestro Cauca, apoyaré irrestrictamente aquellas iniciativas que posibiliten que nuestra región, una de las más duramente golpeadas por el terrorismo fariano y el abandono estatal, aproveche esta oportunidad histórica para dar un salto en su desarrollo, aprovechando sus enormes potencialidades a través de ambiciosos macroproyectos que le permitan transformarse en una región modelo de equidad, productividad y competitividad.
El plebiscito será votado SÍ, no hay duda de ello, y habrá francachela y habrá comilona en el seno de este pueblo colombiano por naturaleza oportunista, arribista y folclórico. Pero otros, la minoría, sabemos que apenas ese día, 2 de octubre del año del Señor de 2016, comenzará el más complejo e inmenso de todos los retos, y para salir avantes serán necesarios valor, templanza y compromiso con nuestro futuro, desterrando para siempre toda traza de pasividad, medrosidad, indiferencia o resignación.”
domingo, 4 de septiembre de 2016
Paz y más paz
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